jueves, 21 de julio de 2016

FRIDA Y LEÓN, DOS ABEJAS DEL MONTÓN: EXTRAÑO NÉCTAR ESTE...

-¿Qué tal el viaje?

-Bien Reme, la verdad es que no nos podemos quejar.

-Eso lo dices ahora León, pero bien que despotricaste por el viento de cola…

-Anda y eso lo dices tú que te tiraste todo el camino poniéndote a rebufo, ¡que morro tienes Frida! Si te he traido yo hasta aquí.

-Bueno, bueno, dejaros de tontunas y pasad, os enseñaré mis celdas.

Entrar en aquella colmena parecía a priori algo normal, algo habitual. Frida y León no se esperaban nada fuera de lo común. Ya habían entrado en otras aparte de la suya, pero lo que no se esperaban era un cambio tan radical.

Nada más aterrizar en la tabla de bueno ya notaron algo raro… no había tres puestos de guardia, ni control de documentación, ni tan siquiera vigilantes. Y es que ellas estaban acostumbradas a que cada vez que tenían que salir o entrar en su COLMETOWN había unos controles rigurosos. Y en PANALCITY nada. Ni siquiera un escáner, nada.

Pero eso no fue todo, nada mas penetrar por la piquera ya se respiraba un ambiente especial, un aroma diferente. Un estado diferente de las abejas que allí vivían. Ni un semáforo, ni una señal de advertencia, ni un rotulo luminoso que achuchara a las obreras para producir…

Y eso por no hablar de las habitantes de tan extraña colmena. Unas sentadas panza arriba, otras recostadas en el interior de sus celdas, otras en corro, manteniendo conversaciones con las antenas…

-¿Pero qué pasa aquí Reme? ¿Es que nadie trabaja?

-Claro que trabajamos León, si no de que íbamos a vivir, pero de otro modo, trabajamos para vivir y no al revés como vosotras. Tenemos suerte.

-¿Suerte de qué?

-Suerte de nuestros vecinos humanos y de lo que cultivan... Pero bueno eso es otro tema, pasad, pasad, ¿tomamos algo?

-Si la verdad es que vengo sedienta, ¿tu no Frida?

-Sí, si claro, estaba esperando que me lo ofrecieras Reme. Muertita de sed me trae, no hemos parado ni para ir al baño…

-Sentaos chicas, sentaos, ahora vengo.

Y Reme apareció del interior de una celda con tres grandes vasos de rico néctar. Cristalino y verde claro, con un olor que se sentía desde lejos.

-Tomad, esta cosecha es fantástica a ver qué os parece.

Un sorbito breve, una vueltecita por el paladar, un tragito. Ahora un sorbo más generoso y un trago. Cata realizada, ahora el resto de un solo viaje.

-Mmmmm, riquísimo. La verdad es que este sabor no lo conocía

-Sí parece como…. Zarza con hortensia y algo de eucalipto, ¿puede ser?

-Pues no chicas, es una miel de una sola planta, bueno con un poquito de castaño, eso si.

- ¿Y de que planta es Reme?

-Si dínoslo que si no, no lo acertaremos nunca. ¡Está riquísimo!

Reme se recuesta ligeramente y frunce el ceño. Espera unos segundos y suelta algo totalmente inusual para una abeja.

-Pues no tenemos ni idea de lo que es. Vinieron unos humanos muy raros hace unos meses. Con unos pelos largos y vestidos con unos colores muy ricos. Prepararon la finca de aquí al lado, la que está junto al eucalipto, tuvisteis que verlo al venir, y la vallaron completamente. Plantaron unas semillas y salieron unas plantas totalmente desconocidas para nosotras. Y además siempre hablan con susurros… entran en el cultivo como con cuidado. No utilizaron ni una sola máquina, ni un solo químico. Eso ya nos llamó a todas la atención. Pero lo bueno fue cuando empezaron a florecer. Al principio no nos llamaban la atención esas flores. La verdad es que son más bien feas, como cogollos apañados. Pero un día la Antonia, una vecina de aquí al lado, tuvo que parar en una de esas matas. Normal, la mujer venía desde el otro lado del rió. Probó el néctar y trajo algo de ponen… y hasta hoy.


Frida y León empezaron a notar unas extrañas sensaciones. Agradables pero extrañas. Sintieron paz, sintieron armonía y se recostaron a retozar. No supieron lo que les había pasado pero pasaron una muy feliz tarde en aquel viaje. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por tu opinión. Saludos