Desde hace ya unos días, todo
gira en torno al futuro inminente de Frida y León, y es que van a hacer un
viaje. Se van a Panalcity.
Allí, desde hace un tiempo vive
una antigua compañera de batallas. Reme. La Reme.
Y es que hace un tiempo hubo un
temporal, de los fuertes, de los de agarrarse a las antenas. Por megafonía en
todo Colmetown advirtieron de que era mejor no salir de casa. Lluvia y viento,
vamos lo mejor para volar.
Ese mismo día era el primero de
Reme. Su primer día como comandante de vuelo. Después de todo lo que había
pasado en su vida, alimentar, limpiar, construir, vigilar, defender, por fin
ese era el día. ¿Cómo iba a dejarlo escapar? ¡Ni pensarlo!
Reme, se puso el gorrillo que sus
vecinos le habían hecho con mucho esfuerzo y ante las advertencias de todo el
mundo se dirigió a la piquera.
El agua rebotaba sobre la tabla
de vuelo y entraba por las aberturas que casi no dejaban ver la luz del día.
-¿Pero loca dónde vas? Le comentaban
todas las veteranas…
-Vosotras mejor que nadie
tendríais que saberlo, es mi primer día.
De repente desde detrás de un
grupo de abejas expertas se sintió un grito ronco.
-Dejadla. Es su momento.
Era Lupa, la más experta y dura
de las pilotos de vuelo. Ella conocía el deseo de Reme.
-Apartad dejadla salir…
Y de golpe, el tumulto abrió un
pasillo hasta la pista. Reme cogió carrerilla, dio una vuelta, escuchó
claramente las instrucciones y saltó al vacio.
Lo único que pudo verse desde
dentro de la colmena era como una agresiva ráfaga de viento se la llevaba hacia
la izquierda con tanta violencia que cualquier otra habría muerto en el acto.
Todo el mundo pensó que Reme ya
había hecho sus 800km, que no volvería nunca a Colmetown.
Durante unos días en toda la
colmena no se hablaba de otro tema. Incluso en las clases de vuelo se puso esos
días como ejemplo de lo que no ha de hacerse.
Pero de repente cuando ya nadie
lo esperaba llegó un telegrama.
-vivo STOP. Viento lleva lejos
STOP. Estoy en Panalcity STOP. Aun no puedo volver STOP
Y es que entre las abejas, la
solidaridad está a la orden de día, ¿Cómo iban a abandonar a nadie con la que
estaba cayendo?.